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El compromiso de ser sinceros



En el ejercicio profesional se viven experiencias sumamente desafiantes en virtud de que el Abogado se dedica a resolver los problemas que llegan a su despacho, “problemas” ya es una palabra desafiante, y encontrar una solución al mismo lo es aún más.


Entonces, estamos configurados para resolver conflictos y buscamos una solución a todo, el cliente se siente mucho más conforme cuando se le ofrece una solución con escenarios favorables, pero he aprendido que es mucho más sabio darse un momento para pensar si realmente existe tal solución o no.


Ojo, esto no quiere decir que no se deba “abordar” el problema para que el mismo tenga un desenlace adecuado, sin embargo debemos reconocer si frente a nosotros tenemos realmente un caso sólido, o debemos buscar otras vías para “abordar” el problema.


Cuando nos damos cuenta que cuando ofrecemos una respuesta que el cliente no quiere escuchar, su inmediata reacción es el desaliento, a veces muestran molestia, o piensan que no existe voluntad para atender su caso.


Ahora, si miramos las cosas de manera objetiva podemos hacer un ejemplo con un símil particular. Si yo voy al médico a sabiendas que me encuentro mal de salud, pero quiero escuchar que todo anda bien, espero que el médico sea lo suficientemente profesional para decirme la verdad. Así es con el Abogado.


Tenemos por compromiso ser sinceros con nuestros clientes, y por ende con nosotros mismos. De qué sirve tramitar un caso de humo, si lo único que hay ahí es humo?, o lo que es peor, tomar el caso solo por cobrar un “anticipo”, porque la diferencia dudo mucho que se cancele con un cliente inconforme a quien se le prometió el cielo y las estrellas.


Otro de nuestros <compromisos> es no sentirnos <comprometidos> con soluciones que no son viables, pero que para el cliente es la vía adecuada. Me explico: pasa, y pasa mucho, que el cliente va al despacho a decirle al abogado lo que quiere y cómo quiere que se haga. Si usted es el abogado analice primero si es una solución viable (puede ser que sí, pasa y pasa mucho también), si no lo es, explique de manera clara por qué no e indique cuál sería el camino.


Por otra parte, si usted es el cliente permita a su abogado que lo encamine, y si tiene una idea de cómo abordar su problema sugiéralo, no lo disponga, esto no porque su abogado se resienta, sino porque va a ser usted quien se sienta incómodo cuando reciba un no por respuesta.

Creo que esta es una forma de iniciar relaciones sinceras desde el principio, es un compromiso de todos.


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